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¿Paleolítico sexuado? Una lectura de Cuerpos sexuados, objetos y prehistoria, María Encarna Sanahuja


Hace unas semanas, buscando bibliografía vinculada a contextos paleolíticos para consultar cuestiones en la revisión del programa de Historia de las Mujeres di con este libro.

María Encarna Sanahuja Yll aborda la arqueología desde la premisa de la Her-story, para descentrarse de la (pre)historia de los hombres y poner en el centro a las mujeres y sus experiencias.


No quiero desarrollar todo el recorrido de lo que la autora repasa y debate, sino centrarme en dos o tres cuestiones que me llevan a pensar en que éste es un aporte más que interesante para posicionarse en la Historia con una perspectiva integral.


Coordenadas en las que se ubica la autora.

1- Feminismo Materialista. Se propone “reciclar” del marxismo la cuestión de las condiciones materiales de existencia a fin de pensar su vigencia y, ampliar la categoría de producción. Desde este marco piensa en la condición de los sujetos sexuados: su realidad material y simbólica.

2- Feminismo de la Diferencia. Retoma la idea de que la sexuación no se puede neutralizar y, que ser hombre o mujer no se reduce a un fenómeno biológico pero tampoco a una identidad psicológica o social.


Bien, el libro tiene en mi opinión dos cuestiones que lo hacen relevante:


La primera es que pone de relevancia lo colectivo. Sanahuja piensa en un colectivo sexuado, corriéndose de la discusión por las individualidades, subjetividades y los vínculos afectivos, ya que ve en éstos una imposibilidad de acceso. La sexuación del pasado le posibilita correrse de la ginopia que siempre opera dentro de la ideologías ginofóbicas / androcéntricas.

Este enfoque le permite correrse del “presentismo” frecuente en la investigación al buscar interpretar el pasado despojándose de significados del presente y evidenciando esa tendencia.


Observemos dos ejemplos al respecto:

La tecnología en un esquema jerárquico

Podemos pensar en la relevancia que se le da a la metalurgia frente al tejido. No hace falta que profundicemos mucho para darnos cuenta de cuáles son las imágenes de referencia que se nos vienen a la mente cuando nombramos ambas actividades, quienes las realizarían y dónde quedan ubicadas dentro del esquema binario de actividades productivas/reproductivas.


El familismo universal

La tendencia a pensar la familia como una unidad básica de relación social pero también como una unidad de análisis que no tiene en cuenta el cómo puede afectar a cada miembro del grupo un mismo problema o, se da por sentada la existencia misma de grupos familiares.


La segunda cuestión que me resultó relevante es que la autora busca revisar nuestros orígenes poniendo en discusión tópicos tradicionales en cuanto a la diferencia sexual, el hombre cazador, la recolección, etc. En lo que más profundiza es en una nueva lectura de las estatuillas paleolíticas que bien conocemos como Venus.


Refiere que en parte estas figuras de mujeres han sido leídas desde criterios actualistas, por ejemplo, cuando se visibilizan más aquellas Venus obesas y en estado de embarazo, frente otras que no poseen esos rasgos. Para Sanahuja, sin embargo, representan un genérico de mujer en tanto potencia más allá de la maternidad, la reproducción que inicialmente era criterio de la diferencia sexual se amplía a todas las mujeres.


Además plantea que en el Paleolítico Superior (europeo) hay una ausencia de figuras masculinas por inclusión. ¿Qué quiere decir con esto? En estos contextos las mujeres son un genérico humano, son el criterio organizador de la diferencia sexual.


Dentro de la revisión de las dinámicas paleolíticas pondera las actividades que se realizaban para sostener la vida o de mantenimiento: producción de cuerpos, producción de artefactos. En ese sentido muestra su desacuerdo con el criterio tradicional de clasificación de sociedades según el grado de desarrollo tecnológico. Se centra entonces en el hecho de que las actividades de mantenimiento son centrales en estos contextos y requieren de cierta dedicación de tiempo. Aquí ubica la división sexual de tareas. Presenta a las mujeres más centradas en la producción de cuerpos y piensa que en consecuencia esto las llevó a relacionarse desde el cuidado y protección por extensión de una tarea que inicialmente se daba con la cría. La relación con la corporalidad debió ser diferente dada esta condición inicial.


En general es un libro que me gustó por estos aportes que lo diferencian de otros trabajos. Pienso de todos modos que reitera algunas ideas que, por ejemplo, Gerda Lerner ya había planteado a finales de los´80.

Lo que no me terminó de convencer del libro es cómo está estructurado, principalmente por el primer y el último capítulo. Pienso que aquellos aspectos vinculados con el feminismo materialista están mejor desarrollados que aquellos vinculados al feminismo de la diferencia.

Es un libro interesante y propicio para interrogarnos sobre tres ejes:

  • Las bases androcéntricas que sustentan nuestro estudio de contextos paleolíticos;

  • El estudio de las Venus como figuras que evocan la fertilidad y el ser mujer;

  • La disposición y relevancia de las tareas de sostén de la vida y las disimetrías sociales en dichos contextos.

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